"Animalismos mal entendidos. Falsos
defensores. Ignorancia, arrogancia y soberbia que sólo acaban provocando
sufrimiento animal. Ser animalista no significa “salvar” a todos los
animales sin importar si estarán peor de lo que estaban. Animalistas que
se autoproclaman con orgullo como tal, y necesitan continuamente que el
público sepa y aplauda sus heroicos actos para sentirse los mejores,
para ser felicitados, para regodear sus oídos escuchando que son únicos,
los más valientes, los que más ayudan… no, eso no es ser animalista,
eso es ser un falso animalista.
Ser animalista, a pesar de que el
significado de la palabra es demasiado extenso, es luchar por las
injusticias, ayudar según las posibilidades y limitaciones de cada
persona, y salvar vidas sin la necesidad de airearlo a los cuatro
vientos, y sin esperar nada a cambio, pero teniendo antes la seguridad y
la garantía de que el animal rescatado no ha salido del infierno para
caer en las brasas. Para ello se necesita algo tan básico como empatía,
tener sentido común y básicamente interesarse por conocer los hábitos
naturales y las necesidades vitales de la especie a rescatar.
Sacar de su hábitat gatos ferales para
“salvarlos” llevándolos a un centro de acogida donde a ciencia cierta no
se adaptarán, donde sufrirán stress crónico y huirán despavoridos cada
vez que se les acerque un humano, donde no podrán nunca ser adoptados,
donde quedarán desubicados y bloqueados con el agravante demostrado de
que también les hemos privado de la posibilidad de poder devolverlos a
cualquier colonia, es un crimen. Pero los falsos animalistas no
escuchan, se creen en posesión de la verdad absoluta e indiscutible.
Deberíamos mostrarles el cuerpo sin vida del gato feral atropellado tan
sólo unas horas después de finalmente conseguir escapar del refugio,
porque no, ya les dijimos que no era correcto sacarlos de su hábitat,
les advertimos que...... (para leerlo por completo): https://clarabusquets.wordpress.com/2016/11/18/juguetes-rotos/
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